Parque Nacional Pindos

LA MEJOR GUÍA PARA EXPLORAR el norte de grecia

Ruta en furgoneta

Si vais a Grecia tenéis que parar aquí. Es precioso, mágico… Pese a los rebaños de perros salvajes, seguro que después os cuesta iros.

No es un sitio muy concurrido ni siquiera por los griegos, tiene cientos de rutas, vistas impresionantes, fauna, vegetación, pueblos perdidos en la montaña, cascadas, buena comida y luciérnagas.

Quizás para muchos de vosotros ver luciérnagas no es tan extraño o sorprendente, para nosotros que nunca las habíamos visto, fue inolvidable. Estábamos pasando la noche muy cerca de Vikos Gorges,  al lado de un camino que salía de la carretera, hacía una noche increíble. Mientras caminábamos  con el frontal cerca de la furgoneta vimos un destello, una luz, nos miramos y nos preguntamos,

“¿tú también lo has visto?”.

Un coche no podía ser no estábamos tan cerca de la carretera. Dimos unos pasos más y poco a poco empezamos a ver destellos brillantes y amarillos más cerca de nosotros, las luces se encendían y apagaban sin parar, los arboles estaban llenos de ellas, era un espectáculo.

Allí estábamos, parados en la noche y rodeados de luciérnagas, luces que se encendían sin para al nuestro alrededor. Mágico.

Era agosto y apenas encontramos gente recorriendo las montañas,  dormir en cualquier sitio no es ningún problema, te sientes a gusto y en paz donde pares, sabes que estás tú, los árboles, los animales y un cielo increíble.

“Después de viajar a muchos sitios siempre descubres que te has dejado sin hacer o ver muchas cosas en ellos, este es uno de ellos, Pindos”

Haz clic en los iconos y accede a fotos e info de la ruta

#greciaenfurgo

Parque nacional pindos

Grecia en furgoneta

Paramos en Monodendri y Vitsa, ambos pueblos pequeños, con casas y calles de piedras, con mucho encanto. Desde Monodendri conduces 15 minutos por una carretera cuyas vistas te invitan a parar, y al final de la misma, sigues a pie para encontrarte frente a Vikos Gorges (Oxia), donde se ve como el verde de los arboles parece un rio que baja entre las montañas.

Pasada una noche en los alrededores de Vikos Gorges y alucinando con las luciérnagas, ponemos rumbo a las piscinas de piedra entre Papingo y Mikro Papingo. Puedes caminar montaña a dentro por los bordes de las piscinas, sujetándote a las paredes hasta que ya no haya más piedras a las que agarrarse, y entonces tengas que decidir si detenerte ahí mismo, o que la curiosidad pese más que la temperatura del agua, y termines nadando de piscina a piscina. Ánimo.

Siguiente día por la mañana condujimos dirección Vradeto, encontrándonos por el camino con el Puente Noutsos sobre el río Voidomatis. Vradeto está situado donde ya no continua la carretera, pero sí un camino al otro lado del pueblo por el que puedes andar hasta un sendero en la montaña, que a su vez te lleva a un mirador de piedra con vistas sobre Vikos Gorges. El pequeño bar de la plaza es auténtico, probar el vino que hacen y ojala os den una tapa del estofado que nos pusieron a nosotros. Nada mejor después de una caminata.

La noche la pasamos en una calle del pueblo donde tenemos el segundo encuentro con las luciérnagas, no nos dejan de alucinar.

Seguimos hasta Iliochori, al entrar al pueblo, el primer camino de adoquines te baja hasta la plaza, donde empieza el sendero hasta la cascada.

Pasó una hora desde que llegamos a la cascada hasta que vimos a alguien más por allí. No nos cruzamos con nadie en el camino, muy íntimo.

En la plaza hay un pequeño bar y una fuente por si uno necesita coger agua o asearse ✌️

De camino a Iliochori nos encontramos una señal que dice Kalives Karakatsaneo, es un pequeño museo en plena naturaleza donde puedes ver las cabañas donde se vivía hace años, al igual que diversos utensilios que se usaban. Es gratis.

Tranquilidad y naturaleza, una sensación de libertad en un entorno mágico.

Puedes conducir poco a poco, pararte a pasar la noche donde quieras.

#greciaenfurgo

Parque nacional pindos

Cuidado con los osos

Paramos a unos metros de la carretera en un edificio de información y conservación del Parque Nacional Pindos, nos atiende una chica encantadora y nos da información sobre pueblos, rutas y fauna.

“¿Pedemos hacer una ruta caminando con alguno de vosotros en la cual haya la posibilidad de ver osos?”

“No, lo siento, no ofrecemos ese servicio. Pero quizás veáis alguno”. Contesta la chica.

“¿ Como que quizás veamos alguno?”

Nos comenta que debido a la falta de comida y disminución del ganado, los osos se están acercando más a los pueblos, y que últimamente se han visto varios. Pero que no nos preocupemos si nos encontramos con uno, dependiendo de la situación debemos actuar de una manera u otra,

  • Intentar no ir solo por el monte.
  • Si ves un oso, no te muevas ni un poquito. Se valiente.
  • Si él te ve a ti lo más fácil es que se vaya, se asustan.
  • Si ves al oso y a las crías juntos….buena suerte y que no te vean. El oso te vería como una amenaza para las crías y ya sabes….

En el peor de los casos, si el oso va hacia ti, habla en voz alta, no le des la espalda, y si se aproxima mucho extiende los brazos  y ruge lo más alto que puedas.

No sé a vosotros pero a nosotros esto no nos resulta muy tranquilizador.

Hicimos varias rutas por el parque y aunque disfrutamos muchísimo la idea del osito no se nos terminó de ir de la cabeza.

Cuidado con los perros

En las montañas del norte de Grecia debido a los lobos y a los osos, los rebaños de cabras, vacas u ovejas son escoltados por un séquito de perros, y no son Chihuahuas.

La primera noche la pasamos junto a un área de servicio/estación de Esquí abandonado en la montaña. Había dos perros con cara de pocos amigos que parecían ser los encargados de que por allí no se acercase persona o perro alguno. Aun así, estábamos cansados de conducir, y este no parecía mal sitio para dormir si mantenías la distancia con los caninos.

Aparcamos La Furiosa y pasados unos minutos los animales se cansaron de ladrarnos, se fueron a intimidar a otros perros y a los dos o tres coches que por allí pasaron en toda la noche.

A la mañana siguiente hacía un día soleado, buen día para desayunar fuera. Pero nada más empezar a sacar la comida el “perrito” de nuevo enfila hacia nosotros, no sabemos si tenía hambre o se le había olvidado que habíamos pasado la noche aquí. Éramos amigos. Tenemos que meter todo a La Furiosa y conducir un par de kilómetros para desayunar tranquilos. Vuelta a empezar, sacamos la mesa, los zumos, te, café, galletas….y nos ponemos a freír un poco de bacon. En menos de un minuto tenemos una manada de perros andando sigilosamente hacia nosotros, justo delante de La Furiosa. Con el mismo sigilo que ellos se acercan, uno de nosotros sujeta la sartén mientras el otro mete la mesa a la furgoneta tal y como está.

El beicon era suyo, estábamos dispuestos a echárselo, solo tenían que ladrarnos, acercarse un poco más  y se lo hubiésemos tirado. Fueron demasiado pacientes.

Unos kilómetros más adelante volvemos a parar, esta vez con La Furiosa en posición estratégica, si venían les veríamos desde lejos, no habría sorpresas. Por fin podemos desayunar.

Girando la primera curva después de desayunar nos encontramos con otros 3 perros que salen corriendo detrás de La Furiosa. ¿Pero esto que es?

En esta zona hemos visto a perros rodear coches, salir corriendo y ladrando detrás de gente en bicicleta o andando por el campo.

Más tarde y después de todo esto fuimos advertidos por la gente del lugar, “cuidado con los perros, y si oís cencerros o veis ganado, estar atentos y no os acerquéis”.

Aun así y con todo esto, El Parque Nacional Pindos, su gente, la comida y el entorno, bien merecen una visita.

SOBRE NOSOTROS

Somos Javi y Lidia, una pareja que en 2014 decidió dejar una vida rutinaria y vivir viajando en una furgoneta camper de una manera poco convencional. Decidimos perseguir un sueño sin fronteras que nos lleva a dar la vuelta al mundo.

GUÍA PARA VIVIR LA VAN LIFE​

Tras varios años en ruta, hemos querido plasmar en estas 303 páginas todo lo aprendido y necesario para vivir o viajar en una furgoneta camper, y que así, otros puedan disfrutar de un libro que, ojalá nosotros hubiésemos tenido.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *